José Guadalupe Reyes Téllez
José es originario de León, Guanajuato, donde se lleva a cabo el Festival del Globo. Antes de enfermar, a José le fascinaba subirse a la azotea de su casa para contemplar a los globos aerostáticos volar por encima de él, desde entonces guardaba en su corazón el sueño de volar en un globo aerostático.
Después de las vivencias por sus numerosas hospitalizaciones, su sueño se hizo más grande y con mayor sentido de trascedencia, pues veía al globo aerostático como una posibilidad de subir al cielo, se preguntaba qué se sentiría volar y sobre todo imaginaba que arriba en el cielo no había piquetes de agujas, ni dolor.
La experiencia que busca el alma para trascender era ampliar sus horizontes con nuevas percepciones, expandir su conciencia y darse cuenta que hay mucho más allá de esta vida temporal.
¿Cuál fue su experiencia?
Al darle la noticia de que iba a volar en un globo, a José se iluminaron los ojos y gritó “¡Voy a tocar el cielo!”, se le dio el espacio para expresar su alegría y después, a través de la facilitación, compartió que para para él era muy importante saber qué se siente tocar el cielo.
Durante toda la experiencia, mientras inflaban el globo, lo preparaban y se subía, se mantuvo muy atento y miraba también constantemente al cielo. Al llegar la hora, subió al globo y voló tan alto como siempre lo había soñado, su rostro lo decía todo.
Al aterrizar, José comentó, “El cielo no se puede tocar, pero pude estar en él”. Compartió que lo que vivió había sido mucho más de lo que imaginaba y sus palabras que comunicaban que había constatado vivencialmente su propia trascendencia.
Final Feliz!
José compartió que volar le hizo sentir que hay muchas más cosas de las que él creía que habían, y que descubrió que es normal sentir miedo y que éste no siempre es por cosas malas, ya que cuando bajaron al lago y se mojó los pies, también sintió miedo y no era malo lo que estaba pasando.
José cerró su vivencia comentando que después de haber cumplido su sueño, se sentía más cerca de Dios y muy protegido por Él, por eso quería “echarle mucha ganas” y si termina su vida y le tocaba irse con Dios, lo iba a aceptar. Acto seguido volteó a ver a su mamá y le dijo, “yo sé que tú también vas a estar bien mamá”.